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El LATU incursiona en una nueva modalidad de bioensayo con la Lactuca sativa, más conocida como lechuga
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El LATU incursiona en una nueva modalidad de bioensayo con la Lactuca sativa, más conocida como lechuga

Los bioensayos son una herramienta que se utilizan cada vez con más frecuencia en ensayos utilizados para la determinación de toxicidad directa de muestras ambientales en organismos seleccionados.

La gran ventaja que ofrecen los bioensayos para el avance del conocimiento científico es que permiten inferir la toxicidad sobre determinados tipos de organismos antes de que el compuesto sea liberado en el ambiente.

Así, por ejemplo, se puede evaluar la mortandad de individuos mediante el cálculo de la concentración letal 50 (LC50) con ensayos agudos (en cortos períodos de tiempo), y también efectos a largo plazo con ensayos crónicos en los que se analizan mal formaciones, aumento o disminución de biomasa, entre otros daños o alteraciones.

Los bioensayos suelen ser exigidos a fábricas o empresas de diversos rubros a la hora de conseguir una habilitación para funcionar o a la hora de exportar sus productos y el tipo a utilizar suele estar altamente estandarizado por organismos nacionales e internacionales de contralor.

 

Un nuevo bioensayo llega al LATU

Desde el Departamento de Calidad de Agua y Evaluación Ambiental, el LATU venía llevando adelante bioensayos que abarcan distintas categorías taxonómicas. En vertebrados trabajaba con peces (Pimephales promelas), en invertebrados con crustáceos (Daphnia magna y Ceriodaphnia dubia) y a nivel de bacterias con las bioluminiscentes.

Siguiendo esta línea de trabajo, se acaba de incorporar una nueva gama de bioensayos con la planta Lactuca sativa, una especie de lechuga. En los bioensayos con esta especie vegetal, se expone a las semillas a diferentes concentraciones de muestra por 5 días y se evalúa el efecto del crecimiento radicular.

Los bioensayos que realiza el LATU en peces pueden ser de dos tipos: agudos y crónicos. El ensayo agudo determina la mortandad de los organismos en corto periodo de tiempo (96 horas), en tanto, el ensayo crónico evalúa el efecto de biomasa y la mortandad en 7 días de exposición. Este procedimiento está regulado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por su sigla en inglés).

Por otra parte, para los invertebrados (D. magna y C. dubia) se realizan ensayos agudos de 48 horas para determinar el LC50. En tanto, con bacterias se realiza en ensayo Microtox® con un tiempo de exposición de 5 y 1 minutos.

 

¿Cuándo es pertinente utilizar cada bioensayo?

La selección de determinados organismos para realizar un bioensayo depende de la matriz a la que se quiere evaluar: si se trata de aguas naturales, efluentes o lodos, así como los tipos de contaminantes a estudiar. Esto se debe a que los organismos elegidos para el estudio presentan diferentes sensibilidades a los compuestos y al exponerlos a ellos se pueden identificar con claridad sus alteraciones, para poder prever como se comportarán otros organismos de similares características.

En este sentido, se evalúa en cada caso la procedencia de la muestra y la disposición final de la misma, además de considerar las exigencias de los organismos reguladores ambientales de carácter internacional, que suelen estipular cuál es el bioensayo idóneo para la habilitación de cierto efluente de una empresa o institución.